miércoles, 10 de septiembre de 2014

MATONEAR AL GAY


Por: María Antonieta García de la Torre. Escritora, editorialista y columnista nacida en Bogotá. Estudió literatura en la Universidad de los Andes. Reside en España.

Desde lo alto de la terraza se miró las manos, pensó que en breve dejarían de moverse para siempre y nunca más tocarían el rostro de su ser amado. Sergio Urrego cerró los ojos y se lanzó al vacío.
Hace pocos días nos enteramos por los medios del trágico caso de este adolescente, quien optó por el suicidio después de ser víctima de abusos constantes por ser gay. Miles de jóvenes gais terminan asesinados o se suicidan por la humillación y agresión continua de sociedades que no logran asimilar un modelo de pareja distinto del heterosexual.
La muerte como única salida, el amargo suicidio del adolescente acorralado que apenas empieza a beber el elixir de la vida, del amor, recuerda la tragedia de los jóvenes Romeo y Julieta, pero esta vez no fue una historia ficticia sino una dolorosa realidad. El pecado de Sergio fue nacer en un país, estudiar en un colegio y tener unos suegros que consideran incorrecto que un joven ame a otro.
Así que se le fueron cerrando todas las puertas y, cuando la humillación fue intolerable, dejó servido el almuerzo que le habían preparado en casa para morir.
Casos como este hay por miles en el mundo, y los países más desarrollados llevan años reformateando la visión que existe de los gais y tratando de erradicar los casos de asesinatos por homofobia y de suicidios por casos de matoneo.
Olvidamos que la elección de pareja hace parte de un proceso irracional, romántico y que no puede imponerse. Si el ser amado resulta ser del mismo sexo, pues bienvenido sea. ¡Cómo es de difícil encontrar una persona con quién compartir esta efímera vida, para que, una vez hallada nos separen de ella por prejuicios sin fundamento! No puede haber un nivel mayor de crueldad.
Lo que debe condenarse es el maltrato, la negligencia, la agresión, sin importar si la pareja involucrada está conformada por un hombre y una mujer o por dos hombres. El estigma de la homosexualidad es una construcción cultural que podría desaparecer -y así liberar a miles de gais enclosetados-.
Durante siglos se ha fomentado la familia heterosexual para fomentar la procreación y fortalecer a la iglesia. Hoy nos damos cuenta de que hay espacio para familias tradicionales católicas, pero también hay espacio para familias gais.
Miles de católicos han cambiado su postura frente a los gais desde las declaraciones del papa, que hace unos meses los incluyó en su lista de favoritos. Su labor, hay que reconocerlo, es inmensamente progresista en esta área para que rompamos ese estigma de una vez por todas.
¿Por qué algunos, sin embargo, siguen considerando natural su homofobia y lo expresan abiertamente como antaño se confesaba el racismo o el desprecio por una clase menos favorecida? Muchos de ellos nunca han tenido un amigo, pariente o conocido gay. Y si lo han tenido, lo han sacado de su círculo social sin hacer el esfuerzo de conocerlos. Y así, sin conocerlos, han construido una imagen diabólica de bacanales y orgías, de promiscuidad y locura, cosa que pondría en peligro el esquema familiar de padre-madre-hijos-mascota.
La verdad, pues es lo que nos convoca aquí, es que la inclinación sexual, así como la nacionalidad, la carrera, los gustos musicales, los hobbies no definen a una persona per se. Si todos los gais son "drogadictos promiscuos irresponsables", también podemos decir que todos los colombianos son narcos y que todos los españoles son toreros.
Pero no es así. Y aunque para muchos sea una obviedad, vemos que no sobra repetirlo: No hay NADA de malo con amar a alguien del mismo sexo. Nos han hecho creerlo, que es distinto. Lo malo es que no logremos digerirlo y aceptarlo con tranquilidad.
Lo dice incluso el diccionario, donde se evidencia que los que matonean y asesinan no son los gais sino los homofóbicos (Ver:http://es.wikipedia.org/wiki/Homofobia).
El Gobierno y las instituciones educativas están en la obligación de respetar y garantizar la igualdad, sin distingos de raza, preferencias sexuales, credo, género. Lo que vemos, empero, es que estamos en mora de proporcionarles a nuestros niños y jóvenes un ambiente igualitario. Una niña negra tiene los mismos derechos de una niña indígena y una blanca. Igual ocurre con un niño judío y uno ateo. Lo mismo con un joven heterosexual y uno gay.
La igualdad no es opcional para las instituciones educativas, como el uso de uniforme. Es su deber. De otra forma, están incumpliendo estipulaciones presentes en la Constitución y en el Código Penal.
Hasta que no dejemos de satanizar un ámbito del ser humano tan íntimo como la sexualidad, vamos a seguir empujando a jóvenes como Sergio Urrego al vacío.



5 comentarios:

  1. Las opiniones son muy diversas, y sin embargo no apruebo dicha conducta, pero no critico la persona ya que todos somos seres humanos. A menudo los jóvenes tienen muchos problemas, de los cuales cuando no pueden quitar de su alma el dolor que sienten lo que hacen es quitarse la vida, porque piensan que así su problema se quitara de encima, pero lo que ocurre es que se mueren las esperanzas, se mueren los sueños, se muere el esfuerzo de unos padres, de una madre que lo tuvo 9 años en su vientre eso es lo que se muere. Probablemente él sentimiento de vacío y soledad que le deja a su mamá no se lo quitara nadie. Porque su pareja llega y consigue a otro novio y sigue su vida. A ves estas personitas que llamamos gay por su sexualidad son las que hacen las cosas del trabajo mejor que nosotros, y casos se han visto ya. Él no aguanto la gran presión y ello puede ocurrirle a cualquiera que crea que su problema no tiene solución, para todo hay solución menos para la misma muerte.

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  2. Es lamentable pero los padres fallan al hablar de sexualidad con sus hijos, jóvenes que si les gusta alguien lo que primero hacen es decirle a su amiga y no a su mamá o papá. Todo eso influye ya que de su amigo no escuchara lo razonable ya que él carece de experiencia. Pero su mamá ya fue joven y vivió la vida ella es la que le sabrá dar un buen consejo sabio.

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  3. Ser gay no es ningún pecado pero lastimosamente en la sociedad en la que vivimos nos han hecho pensar que es así. Sergio Urrego es otra víctima mortal de la intolerancia, el rechazo, el acoso físico y psicológico. Todo esto debido a su condición sexual.
    Debemos aprender a tratar a las demás personas en igualdad de condiciones sin importar su religión,gustos sexuales ,raza , situación económica etc.

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  4. Actualmente estamos en una sociedad donde se discrimina por todo , raza ,clase social , religion y en este caso gusto sexual es por esto que estas personas se sienten rechazadas y aisladas de la sociedad , nosotros como seres humanos tenemoss que aprender a aceptar y convivir con cualquier ser humano no importa si es negro , blanco indigena etc......

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